martes, 12 de febrero de 2008
¡ FELICIDADES GUADALAJARA! 466 DE HISTORIA.
La Ciudad de Guadalajara, cumple 466 años de su fundación.
HISTORIA DE LA FUNDACION DE GUADALAJARA.Su nombre proveniente del árabe Wad al-ḥaŷara واد الحجرة o وادي الحجرة, «Río de Piedras» o «valle de las fortalezas» lo debe a su fundador Nuño Beltrán de Guzmán quien nombró a la ciudad en honor a su región natal; Guadalajara, España
Antecedentes de las tres fundaciones
Hacia 1521 Hernán Cortés ya había conquistado la capital de imperio Azteca, sin embargo pidió a Nuño de Guzmán la exploración y la conquista del Occidente de Nueva España. Nuño de Guzmán fue acompañado por 500 soldados españoles y 15,000 mexicas sometidos, los mexicas eran utilizados como guías y trabajadores en las minas que se fueran encontrando. El interés era dominar las tierras de los grupos Caxcanes, que estaban del otro lado de la Barranca de Huentitán. Nuño de Guzmán derroto a los caciques de la región y, como no existían grupos indígenas poderosos en esa región, decidió ponerle a las tierras conquistadas Guadalajara, en honor a la ciudad española de Guadalajara.
Nochistlán
Guadalajara en un principio estuvo en la Mesa del Cerro (a la orilla de Nochistlán en la provincia del Teúl), hoy conocida como San Juan. La fundó el 5 de enero de 1532, Juan Cristóbal de Oñate quien al efecto había sido comisionado por Nuño de Guzmán. Este deseaba contar con una ciudad que le sirviera para asegurar sus conquistas y a la vez poderlas defender de la belicosidad de los naturales. La Villa de Guadalajara la fundaron 42 vecinos; el nombre de Guadalajara lo tomaron en recuerdo de Guadalajara, España, cuna de Nuño de Guzmán.
Poco duró la Villa en este sitio, con la anuencia de Guzmán, Cristóbal de Oñate, Miguel de Ibarra y Sancho Ortiz, el 19 de mayo de 1533, proyectaron mudarla de lugar en donde hubiera más agua, mejores medios de comunicación y menos tolvaneras.
Tonalá
Después de una deliberación con los vecinos y ante la negativa de Cristóbal de Oñate de establecerse en Tlacotán, deciden fundar la villa en Tonalá donde permanecieron durante dos años. Nuño de Guzmán recibió el título de Marqués del Valle de Tonalá, y los habitantes de la villa interferían en sus planes, por lo que a fines de 1534 los echó del lugar.
Tlacotán
En marzo de 1535 los pobladores se encontraban en su tercer asentamiento, Tlacotán. Allí desarrollaron una villa, pero debido al ataque de los indígenas, pidieron la presencia del conquistador Pedro de Alvarado. El 28 de septiembre de 1541, los indígenas del lugar, liderados por Tenamaztli atacaron la villa y mataron a casi todos los habitantes (entre ellos a Pedro de Alvarado, quien fue muerto mientras huía en su caballo por la barranca del lugar, de donde se despeñó debido a que los indígenas cocas y caxcanes los atacaron y en su huida les lanzaron piedras, lo que provocó que cayera. Otras version afirma que fuél el mismo Tenamaztli quien lo ejecutó rompiendole los huesos a golpes, sentencia dada a los magnisidas, según las leyes nahuatl de la época.
El 8 de noviembre de 1539, sin saber que la villa había sido destruida, el rey Carlos I de España le otorgó el título de Ciudad y le envió un escudo de armas con dos leones rampantes encontrados que posan sus patas delanteras sobre el tronco de un roble en señal de victoria.
Esta distinción se otorgó a la gente de Guadalajara por ser bravos y valientes.
Fundación en el Valle de Atemajac
Finalmente los 63 peninsulares sobrevivientes (13 andaluces, 16 castellanos, 6 extremeños, 9 montañeses, 8 portugueses y 11 vascos) entre los que se encontraban Juan Cristóbal de Oñate, Antonio de Mendoza, Miguel de Ibarra, el desleal marqués Nuño de Guzmán, hallaron un lugar seguro contra el ataque de los pobladores del lugar en el valle de Atemajac (en un sitio llamado Tetlán por los nativos). El martes 14 de febrero de 1542 fundaron Guadalajara por cuarta y definitiva vez.
En agosto llegaron a la villa el título de ciudad y el escudo de armas.
Beatriz Hernández
Beatriz Hernández
En la narración acerca de esta última fundación de Guadalajara, se nombra a Beatriz Hernández, una de las pocas mujeres que acompañaron a los primeros vecinos de la villa. La historia cuenta que fue ella la causante de la fundación de la villa en el valle de Atemajac.
Fue hasta el año de 1542, cuando se asentaron definitivamente en el actual sitio del Valle de Atemajac sesenta y tres familias europeas a instancias de una valerosa mujer: Doña Beatriz Hernández, que demandó a la comunidad a no volverse a mudar, y decidieron conservar este sitio. Aunque la elección pareció desventajosa por la mala calidad de la tierra, la falta de agua y la carencia de buenas comunicaciones, lo plano y extenso de la llanura ofrecía mejores condiciones para protegerse de los ataques.
Cuando Mendoza y Oñate declararon fundada la villa, los pobladores no se atrevían a vivir, debido al miedo por los tres intentos fallidos anteriores en que los indígenas cocas y caxcanes los habían expulsado de las fundaciones precedentes.
Sin embargo Antonio de Mendoza propuso la fundación de la nueva villa; sus acompañantes temerosos y desconfiados por las experiencias vividas dieron gritos de protesta, hasta que Cristóbal de Oñate sacó su cuchillo y lo clavó en el tronco de un árbol que tenía frente a él (a espaldas del lugar que actualmente ocupa el Teatro Degollado, en el centro de la ciudad) y declaró fundada la ciudad de Guadalajara, en nombre del rey. (Por eso actualmente se considera que Oñate fue el fundador de la ciudad).
El desorden continuaba, nadie estaba de acuerdo con el sitio, hasta que se paró junto a Oñate la señora Beatriz Hernández, quien a gritos se hizo el silencio, y la mujer dijo casi gritando: «¡Gente, aquí nos quedamos, el rey es mi gallo y aquí nos quedamos por las buenas o por las malas!». Un momento después se escucharon aplausos y vítores de alegría. Todos aceptaron el lugar elegido y mostraron su apoyo. En muchos aspectos, el área no era una buena elección, pero era ideal para evitar ataques de los pobladores locales.
El 10 de diciembre de 1560, Guadalajara se convirtió en la capital de la Nueva Galicia y más tarde en la Sede del Obispado, comenzando a tener importancia fundamental como centro de actividades en el occidente del país, sirviendo de puente comercial entre Europa y Oriente.
Al inicio, las actividades de sus habitantes fueron principalmente la cría de ganado y el cultivo de cereales y frutos, y en menor escala fue la minería. Pronto toda la región resultó propicia para la ganadería y la agricultura. Se fundaron enormes haciendas que dieron fuerza a la naciente ciudad, convirtiéndola en centro de abastecimiento y comercio de todo el Occidente de la Nueva España.
En el mes de agosto de 1542, llegaron a su destino las reales cédulas expedidas por el emperador Carlos V de Alemania y I de España, en noviembre de 1539, en las cuales concedía a Guadalajara el título de ciudad y escudo de armas. El día 10 de agosto de 1542 se pregonaron ambas cédulas en la plaza mayor de la novel y definitiva Guadalajara, con los honores que tales mercedes requerían.
Por real cédula signada en Toledo el 10 de mayo de 1560, se dispuso que la Real audiencia de la Nueva Galicia, cajas y oficinas reales se cambiasen de Compostela a la atemajaquense Guadalajara. El 31 de agosto de 1560 se expidió real cédula y bula que autorizaron el traslado del Obispado de Compostela a Guadalajara.
La actual Guadalajara se formó del crecimiento y unión de tres núcleos primitivos de población: Mezquitán, Analco y Mexicaltzingo, que en 1667 se anexaron a la ciudad, fenómeno importante para la posterior consolidación del municipio. Por mandato real de fecha 18 de noviembre del año 1791, se dispuso la fundación de la Universidad de Guadalajara en la ciudad del mismo nombre, capital del Nuevo Reino de Galicia. La inauguración de este centro cultural fue el 3 de noviembre de 1792, teniendo como sede el excolegio de Santo Tomás.
En 1793 se instaló en esta ciudad la primera imprenta de la región, el 4 de diciembre de 1786, el rey Carlos III expidió la ley que establecía el sistema administrativo de intendencia en Nueva España, titulada “Real Ordenanza para el Establecimiento e Instrucción de Intendentes de Ejército y Provincia en el Reino de Nueva España” Con base en este ordenamiento legal el antiguo Reino o Provincia de Nueva Galicia quedó mutilado y a partir de entonces fue conocido bajo el nombre de Intendencia de Guadalajara, teniendo como capital a la ciudad de su título. Este nuevo sistema político-administrativo perduró hasta las primeras décadas del siglo XIX, sufriendo algunas modificaciones y reformas hasta la consumación de la Independencia.
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