En la Virgen María podemos encontrar a esa madre que está siempre dispuesta a servir, a acoger nuestra suplicas; que tiende sus brazos para los que tenemos fe en ella y en su hijo, que no abandona al necesitado. Y, así como intercedió en las bodas de Caná, intercede por nosotros ante su hijo, sabiendo que un hijo no le niega un favor a su madre.
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